La paloma vuela alto, aún se la
identifican las marcas de los barrotes de la injusticia y desigualdad que
marcaron su noche de la diferencia.
Debía partir, pero antes compartiría otra
lección antes de mezclarse con el viento de su despedida.
Allí estaban y se miraban todos; los
ilustres dueños del gran juego mundial esperaban su turno, pues viven en
ese globo de auto consideración dominante excesivo.
Pero la paloma había reservado el sitio
estelar a quienes SIEMPRE ESTUVIERON con EL, con NOSOTROS.
Dictada la lección, la paloma voló alto.